Cuando me visita, no solamente juega en la computadora sino que le leo poesías acordes a su edad. La que sigue le gustó mucho, tanto la hemos repetido que la va memorizando y se divierte cuando exagero en las exclamaciones.
Queda aquí el testimonio de esos momentos mágicos que disfruto con mi sobrino-nieto.
Las imágenes son de Lenagold.
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